no somos casas
somos galerías.
no nos habitamos vestimos armaduras damos la espalda a eso que casi olvida latir y cuando el casi está a punto de extinguirse recuerda todo en un soplo porque basta una llama minúscula para acordarse que adentro jadea y basta un segundo para regar el pálpito pero de tanto mirar afuera los ojos solo detectan están secos de curiosidad ponen el cuerpo en estado de sitio la piel pierde su idioma de puente y reina la barrera pero no sabemos qué vigila o si vale la pena vigilar eso que está atrás abajo adentro las almas duras.
no quiero ser tártaro de mí misma soy carne viva estoy en estado de brasa dejé de gozar el intercambio de fortalezas y cuando soy dueña de mí me zambullo con torpeza en esa luz que dejás ver no me interesa conversar con tus rejas disfruto cuando me convidás tu cielo abierto porque alguien me dijo que cuando el sol te da en los ojos no hay que disparar hay que broncearse.
quiero ser mi casa
y cuando escapo
vivo en la esquina de mí.
2 comentarios:
princesa, todo bien pero nos ayudarías con un puntito o una comita cada tanto?
mmm, no. ando justita de signos de puntuación, y agradecé que no escribo 50 líneas todo derecho hasta San Antonio de Areco sin semáforos y a 150 por hora. (perdón lector/a anónimo/a)
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