jueves, 5 de noviembre de 2009

afuera

no hay que estar a la altura de las extensiones, me dijo una mujer sobre otra mujer que no estaba arriba de esa pero que sólo podía apoyarse a diez centímetros de sus pies y me pregunto si ella no se extiende también como todas las personas que se estiran se tiran se elevan a la qué y después pasa lo de la pasta dentífrica no podemos volver a meterla en el tubo eso de extenderse tiene sus riesgos y no porque si mi abuela tuviera ruedas sería un tranvía sino porque es matemáticamente imposible estar en dos sueños al mismo tiempo, ahora que lo decís la asombrosa concatenación de circunstancias que te lleva a creer que el amor es la respuesta a todo es la misma que te lleva a decir que nunca te prometí un jardín de rosas entonces sin solución de continuidad el pelo las uñas los tacos las pestañas se extienden cuando el lugar de donde salen está tan apretado que miren miren cabeza dedos pies ojos hablan ahora el idioma de los rascacielos los árboles no entienden y como árboles que somos no nos podamos tanto y no porque no podamos sino porque ya nadie mira con cariño la intersección de los diagramas de benn y los carteles dicen que hay que proliferar que si pedís un kilo mejor te dan dos me dan miedo las personas que no quieren ir a tomar un helado en vasito confieso que a mí me llega la hermosura sin prolongador me convoca el detalle corto no por lo sano sino portá(c)til.
estar a tiro de las extensiones es no entender que la belleza está en los bordes genuinos adoro el momento en que no estás a la altura no me explicás los alcances te plantás en el brote.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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