miércoles, 24 de septiembre de 2008

La ansiedad por el todo

Paso por una casa de empanadas, paso por un restaurante, paso por un bar, paso. Y, como me suele pasar los jueves, pienso en la cosa en sí. A esta gente de la gastronomía no le basta con poner en los carteles de afuera del local con las promociones o platos del día en seco. Necesitan adjetivar. "Espectacular guiso de lentejas", "Irresistible carne al horno con papas perejiladas", "Café con leche y medialunas caserísimas". Déjenme a mí enjuiciar si es manjar o asunto incomestible. ¿Creen que soy tan boluda que voy a dejarme embaucar por esas palabras rimbobantes? ¿Piensan que con esos espejitos de colores van a hacer que entre y compre? Ilusos. Ahora, desde acá, urgente, convoco un boicot al adjetivo. El mundo sólo se va a salvar con los sustantivos, sin guarniciones.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Adjetivo o sustantivo? Ay, no sé...

néstor dijo...

Este es muy filosófico, casi aristotélico: pensar la cosa en sí, reivindicar los sustantivos, la sustancia. No, de ninguna manera me pliego al boicot. Es más, voy por el adjetivo, por su huella de singularidad. Más allá de la diferencia, el texto es muy bueno y reflexivo.

Otro saludo.